6, 27 y 481 meses... todos estamos creciendo

Este post lo escribí hace unos días, y por falta de tiempo… hasta hoy es que he podido publicarlo:

 

Esta mañana salí de casa y al observar el cielo me di cuenta que estaba totalmente despejado y de un azul celeste maravilloso!, así que con el cochecito en la mano (llevando a Aran) y África a mi lado (caminando en plan independiente)

Le dije:

Mira! Àfrica que bonito día, mira, mira el cielo!, está azuuuul!... oooh! Qué bonito día!... (bis, bis…)

 

Al mismo tiempo escuchaba su pequeña vocecita, repitiendo… boniiito… azuuul… dia… bonito… jajajajaja cual loro… repitiéndolo todo!.

 

Así estamos últimamente repitiéndolo todo, si pregunto repite la pregunta, por supuesto sin esperar respuesta! Solo cuando ella quiere evidentemente!!!...

 

Hablar esto todo un universo!, es maravilloso escucharla construir frases de las que sabes falta algunos “conectores”, pero que suena tan bonito en su boca que te la comerías a besos…

 

 

Eso sí, también estamos en la etapa del YO SOLA! que algunas veces te arrepientes de no habértela comido en realidad!, sobre todo los días que tienes prisa y se quiere vestir ELLA SOLA!... jajajaja! Al final solo queda respirar! Respirar muy profundo!...

 

Àfrica con 27 meses, aprendiendo a hablar e intentando ser más independiente, Aran con “casi” seis meses moviéndose como un gusanito, pasos previos para gatear, mordiéndome 

(con esos nuevos dientecitos que le hacen verse belllooooo) y halándome los cabellos. Yo con 481 meses (jajaja) aprendiendo a ser madre!

  

e intentando conocerme en esta nueva etapa!... si! Porque ser madre te transforma y toca volver a conocerse…

Hoy recordé que de adolescente (contaba 12 años) mi madre me regaló un libro que se llamaba “a pesar de todo, que linda es la vida”, un libro que llego a mis manos en una etapa difícil!, si!, porque los niños también tenemos nuestras etapa...

 

En aquel entonces mi madre luchaba junto a mi padre con un deteriorado corazón, que cada día nos hablaba de “el ultimo día” … pero bueno, eso es harina de otro costal, el caso es, que aquel libro llegó perfecto!, me hizo ver el verdadero “QUE” de la vida! a una edad muy temprana (era un poco rarilla desde entonces).

 

Hoy pienso que aquel libro que mi madre me regalo, lo hizo para llenarme de esperanza, esa que ella no podía darme por su cansancio tras cuidar a “el delicado corazón de mi padre”… creo que aquel libro marcó un antes y un después en mi vida (conjuntamente con todos los acontecimientos del momento)… recuerdo que desde entonces aprendí a mirar al cielo, a observar su inmensidad, a escuchar los pájaros y buscarle con más ahínco formas a las nubes… desde luego y como todos los seres humanos, tengo mis días en que el cansancio “embota” mi cabeza y no me permite mirar al cielo… pero aseguro que siempre lo intento!...

 

En esta nueva etapa de conocerme y reconocerme como madre, respiro!, respiro profundo, salgo a la calle e intento enseñarle a mi pequeña lo bonito que es el cielo!... (a pesar del cansancio)

 

Y hablando de cielo! Así visto la cama de mis hijos, para llenarlos de colores, de cielos, de alegrías e imaginación!